¿Qué impacto tiene preguntarle a un estudiante qué quiere ser cuando sea mayor?
Limita la imaginación y pone presión en un solo camino
Cuando les preguntamos a los niños qué quieren ser cuando sean mayores, a menudo se da a entender que deben elegir una única carrera profesional desde el principio, lo que puede limitar su imaginación y ejercer sobre ellos una presión innecesaria para que decidan su futuro. En realidad, las trayectorias profesionales suelen ser no lineales y muchos adultos cambian de trabajo o de ámbito varias veces.
Puede que los empleos aún no existan
Muchos de los empleos que estarán disponibles en el futuro aún no existen debido a los avances tecnológicos y a los cambios en las industrias. Hacer esta pregunta puede hacer que los niños se centren en los roles tradicionales en lugar de alentarlos a desarrollar una amplia gama de habilidades.
Define la identidad por carrera
La pregunta puede hacer que los niños sientan, sin quererlo, que su valor o identidad está ligada a su trabajo, en lugar de a otros aspectos de su identidad, como sus valores, pasiones o relaciones. Puede fomentar una visión estrecha del éxito que gira únicamente en torno a los logros profesionales.
Descuida otros aspectos de la vida
Centrarse únicamente en lo que “quieren ser” hace que se pasen por alto otros aspectos importantes de la vida, como las relaciones, los pasatiempos y el crecimiento personal. Refuerza la idea de que la carrera profesional es lo más importante cuando una vida plena incluye mucho más.
Género y expectativas sociales
La pregunta puede reforzar las expectativas sociales, incluidos los estereotipos de género, ya que los niños pueden sentirse presionados a elegir trabajos que se alinean con los roles de género tradicionales. También puede hacer que algunos niños den respuestas que reflejen lo que creen que los demás esperan de ellos en lugar de lo que realmente aspiran a ser.
Fomenta la mentalidad fija
Puede fomentar involuntariamente una mentalidad fija, en la que los niños crean que deben tener todo resuelto a una edad temprana. En cambio, es más beneficioso fomentar una mentalidad de crecimiento (la idea de que los intereses, las habilidades y los objetivos pueden evolucionar con el tiempo).
¡Está bien no saber!
Al no hacer esta pregunta, les damos a los niños el espacio para explorar, experimentar y crecer sin sentirse apurados o encasillados en una única visión de su futuro. Está bien no tener una respuesta clara, y los adultos pueden guiar a los niños para que descubran sus talentos e intereses a través de experiencias de aprendizaje que ocurren TODOS LOS DÍAS.
En lugar de preguntar "¿Qué quieres ser cuando seas grande?", una pregunta más constructiva podría ser "¿Qué problemas te gustaría ayudar a resolver en el mundo?" o "¿Qué cosas te gusta hacer más?". Esto anima a los niños a desarrollar habilidades como la colaboración, la creatividad, la comunicación y otras habilidades valiosas del siglo XXI.
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